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Gerardo Javier Garza Cabello

El amor te va a salvar



Volveré a comenzar, porque mis palabras siempre esconden más de lo que quieren decir, como para luego protegerme en la excusa de que no me comprendieron. Quiero que me entiendas, porque me alegras el día, y si somos afortunados entenderemos que ser vulnerables no es una debilidad.

No es prisión sentir y querer que nos sientan. Se ama en libertad, desde la guardia baja, donde se hablan lenguajes del alma y se exhala franqueza. Sucede inadvertida esta prístina fortuna de sonreír en el invierno y tener complicidades extrañas que barren el polvo a los silencios. Porque me quedan al menos unos años buenos y no los quiero tejiendo historias que me dejen solo. Ya tuve media vida para ser prudente; no nos ha funcionado, cariño, ser cautelosos con nuestra suerte.

Hoy, por ejemplo, me siento feliz por la certeza, pero no aquella que te vuelve un estúpido intrépido que corre descalzo a quemarse los pies, sino una certeza cautelosa de querer crear un sendero transitable donde quepamos juntos. A buscar una explanada desolada donde convivan los demonios de ambos, para que estén en paz hasta que se hagan viejos y se muden a otras costas donde ya no sean más. Y si somos afortunados, reconoceremos en esa línea de tiempo que el amor sí nos podía salvar, pero para que eso sucediera había que desear ser salvado.

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